Estás de vacaciones. Seguramente con un plano de una ciudad en la mano y una cerveza en la otra. Recibes un correo amenazador de Facebook que advierte que cambiará la configuración de tu página en los próximos días, cuando todavía tengas una cerveza fría en una mano y un mapa arrugado en la otra.
Lo primero que tienes que hacer es tomarte las cosas tranquilamente. No hay que entrar en pánico (date cuenta que Facebook presenta cambios continuamente y la mayoría pasan desapercibidos). Lo siguiente, haz click en el enlace de más información y decide cambiar a una plantilla nueva o quedarte en la que ya estás.
Opción 1- Mantener el diseño de la página de Facebook
En nuestro caso, hemos decidido no cambiar la plantilla que utilizamos, que es la estándar, porque utilizamos pestañas de información integradas con herramientas externas de Facebook. En concreto, el formulario de suscripción a la newsletter de MailChimp. Si cambiamos de plantilla, perderíamos esta opción.
También es una opción fantástica para seguir haciendo vacaciones sin tener que pensar en configurar nuevas opciones maravillosas o no de la plataforma. Como es el caso de la pestaña de trabajo , que seguro que no querrás gestionar a finales de agosto.
Opción 2- Cambiar el diseño de la página
Se trata de una buena decisión si estás en el aeropuerto, tienes wifi, ya has pasado por el control y todavía no sabes ni la puerta de embarque. Verás que si pulsas en el enlace “choose a different template” viajarás directamente al apartado de configuración donde puedes decidir qué layout quieres para tu página. Te enseñará el diseño actual y el recomendado. Tú eliges.
¡Atención! Si decides cambiar de layout, deberás repasar las pestañas para reordenarlas y desactivar las que no uses.
De todos modos, cuando vuelvas de vacaciones, echa un vistazo a tu página de Facebook, refresca y actualiza la información, cambies o no de plantilla. Mientras tanto, disfruta del viaje con … o sin actualizaciones! ;)